Las trampas Siberianas y la gran extinción del Pérmico-Triásico:



Hay que remontarse a más de 250 millones de años, en el límite entre el periodo Pérmico y Triásico, para encontrarnos con una de las extinciones más dramáticas que sufrió nuestro planeta. Se calcula que alrededor del 95% de las especies marinas y el 70% de las especies terrestres se extinguieron. Fue la extinción en masa más severa de la historia de nuestro planeta y su cambio fue tan drástico que marcó el final del periodo geológico Paleozoico y el inicio del Mesozoico.

                            

Hay varias teorías que hablan de las causas de una extinción de estas magnitudes. Una de ellas es la caída de asteroides, la erupción continua y masiva de volcanes, grandes glaciaciones, la explosión de una supernova cercana, la liberación de gases de efecto invernadero que estaban en el fondo marino o por las fluctuaciones del campo magnético terrestre que provoca una disminución de la protección de la Tierra frente a la radiación solar.
Ante este episodio de extinción masiva, es posible que se combinaran varios factores. Una de las teorías considera que el impacto de un meteorito (basado en el “Cráter de la Tierra de Wilkes” en la Antártida http://es.wikipedia.org/wiki/Cr%C3%A1ter_de_la_Tierra_de_Wilkes), que hubiera conllevado efectos secundarios como erupciones masivas y bruscos cambios climáticos.

Dentro de estas teorías encontramos la Teoría de las Trampas Siberianas. Se denomina así a las erupciones localizadas en el Norte de Siberia, siendo uno de los campos de basalto más misteriosos que existen. Durante más de un millón de años se expulsaron en torno a 1,5 millones de km3 de lava, ocupando una superficie de 2 millones de km2, estimándose que su extensión inicial hubiera sido de unos 7millones de km2. Este periodo de alta actividad volcánica, no se relaciona a ningún periodo de rifting, siendo probable que sea una pluma procedente del manto, creado por un punto caliente.

                 

Según estudios recientes, apuntan que estas erupciones por si solas no hubieran provocado esta masiva extinción, sino que los flujos de basalto activaron ricos depósitos de carbón que dieron como resultado un brusco cambio climático global y una extinción masiva. Los gases volcánicos se acumularon en la atmósfera, provocando un brusco cambio climático, la liberación de dióxido de carbono provocó un incremento de la temperatura, mientras que el dióxido de azufre bloquea la luz del sol. Produciéndose a su vez un descenso del nivel de oxígeno.

Este calentamiento terrestre, vino acompañado de lluvia ácida, debido a la mezcla de dióxido de azufre volcánico, con el vapor de agua, creando ácido sulfúrico, provocando precipitaciones que mataron a un gran número de especies vegetales y alterando radicalmente la cadena trófica. Estas condiciones climáticas convirtieron la tierra en un baldío de vida, tanto vegetal, como animal tanto en el océano como en el mar
En relación a la reducción de los niveles de oxígeno producidos por el calentamiento global, tanto en el aire, como en el agua, provocando un inmovilismo de las corrientes de aire y por ende una paralización de las corrientes marinas, calentándose los océanos y muriendo la mayor parte de las especies, un ejemplo de ello es la desaparición de los trilobites, especie extendida por todos los océanos, siendo uno de los fósiles más comunes.

Ante este hecho y a medida que el océano se queda sin oxígeno, el contenido bacteriano de estos empieza a producir ácido sulfhídrico, que comienza a acumularse en la atmosfera. Este tipo de fenómeno haría que este gas destruyera el  ozono  atmosférico superior, produciendo un aumento de la radiación ultravioleta, generalizando la muerte en los continentes y  en el mar.

Las víctimas terrestres incluyeron la mayoría de los géneros de reptiles mamiferoides y grandes anfibios. En el mar el número de especies se contrajo hasta niveles críticos. Los beneficiarios primarios de la extinción sobre la tierra fueron los reptiles, que se expandieron rápidamente durante el Jurásico y dominaron los hábitats terrestres a lo largo del resto de la Era Mesozoica.

En definitiva, este periodo cuyas causas todavía no están claras, fue un auténtico desafío para la vida en La Tierra, siendo un periodo en el que las especies se prolongaron durante 300.000 años desapareciendo el 95% de las especies, las menos preparadas para el nuevo escenario terrestre se extinguieron, mientras que las mejor preparadas tuvieron que adaptarse a los cambios producidos. 

Os dejo este enlace si quereis un poco más de información al respecto http://www.lapizarradeyuri.com/2011/01/05/el-gran-morir/

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