El Terremoto de Lisboa (1755): acontecimiento repetible
Ayer, 1 de Noviembre fue el 257º aniversario de la ocurrencia del Terremoto
de Lisboa (1755), un episodio trágico, que fue precedido de un maremoto con
olas de gran magnitud que asoló gran parte de las costas portuguesas, españolas,
marroquís e inglesas entre otras.
Al SW de la
Peninsula existen varias fallas muy activas, como son el Banco de Gorringe, la
terminación oriental de la Falla Azores-Gibraltar, las fallas de Portimão y
Loulé o la Falla Marqués de Pombal, que pueden generar terremotos de gran
magnitud y maremotos de grandes dimensiones. Otras situadas en el mar de
Alborán son más activas, pero los terremotos son de menor dimensión y la probabilidad
de ocurrencia de un tsunami de grandes dimensiones es menor.
Lo que ocurrió en
1755 fue un gran sismo a unos 400km al SW del Cabo de San Vicente que generó un
seísmo de magnitud de 9 en la escala Richter, este temblor se notó
hasta en Alemania. Este evento vino acompañado de olas de entre 5 y 15 metros
de altura (según algunos registros históricos en algunos locales las olas alcanzaron 40m –como
en Figueira da Foz (Portugal)- aunque no son datos fiables). Muriendo un gran
número de personas, ejemplo de ello fue la ciudad de Lisboa, donde el terremoto
y el tsunami causaron 87000 víctimas mortales.
Este evento de extremada
intensidad y su coincidencia con la época de la Ilustración, fue el que
desencadenó los primeros estudios de sismología. Estos estudios han
evolucionado mucho y junto a ellos hay otros registros ya sean históricos o
sidementológicos que indican que el Terremoto de Lisboa no fue un evento
aislado y que se puede repetir en cualquier momento.
Además la situación actual, es muy
diferente a la que se presentaba en España y Portugal, las costas actualmente están
muchísimo más pobladas que en 1755, concentrándose una parte importante de la
población de los dos países en la franja costera, siendo ocupada en los últimos
años la primera línea de costa, poniendo a una mayor exposición a la población, además estacionalmente el número de personas en la costa se incrementa debido al turismo, una gran parte de la
actividad económica peninsular también se sitúa al lado de la franja costera y muchos
de los equipamientos que servirían para dar apoyo a la población posiblemente
no resistieran el fuerte sismo y si lo hicieran están expuestas a inundaciones
por acción de las olas de tsunami.
Mapa de los terremotos más importantes en la Península Ibérica
Por tanto ante esta situación,
cabe preguntarse: ¿Estamos preparados
para hacer frente a un terremoto y un tsunami de grandes dimensiones en las
costas españolas y portuguesas?, la respuesta es un rotundo NO, ni las edificaciones, ni las
infraestructuras, ni la planificación territorial ha tenido en cuenta estos
riesgos naturales exponiendo a la población a dicho riesgo, no habiendo un protocolo
de emergencias ni en Europa, ni en España.
¿Hay alguna iniciativa por
parte de las administraciones para establecer medidas de prevención y
protocolos de emergencia? Los científicos reclaman un sistema de alertas,
sin embargo se necesita de la voluntad de las distintas
administraciones afectadas, que generen un protocolo de emergencia y una
legislación que contemple la ocurrencia de riesgos naturales de este tipo. Actualmente no existe nada, a corto plazo no se ve voluntad política para abordar este tema, ya sea por desconocimiento o por ignorancia sobre las consecuencias. A
esto hay que añadir de que los ciudadanos peninsulares tienen un desconocimiento de cómo
actuar si aconteciera un fenómeno de gran magnitud.
Dentro de la voluntad política de España y Portugal un
ejemplo lo constituye el gobierno portugués:
En Junio de 2010 todos los partidos votaron, por unanimidad, una
recomendación al gobierno, para que se cree con urgencia un plan nacional con
varios puntos decisivos: reducción de la vulnerabilidad sísmica de infraestructuras
hospitalarias, escolares, industriales, gubernamentales, de transportes, energía,
patrimonio histórico e zonas históricas de los núcleos urbanos. La recomendación
al gobierno es la de refuerzo y control de los edificios nuevos y los obligatoriedad
de la seguridad estructural antisísmica en los programas de rehabilitación
urbana. Sin embargo, ocho meses después el gobierno no hizo nada, limitándose a
proponer un modelo de seguros para indemnizar los perjuicios materiales del
sismo, no teniendo en cuenta el salvaguardar las vidas humanas.
Esperemos que no sea demasiado tarde y que las medidas que se tomen al respecto no ocurran después de un trágico evento de tales magnitudes como el terremoto de Lisboa, teniendo en cuenta que puede ocurrir
un terremoto de igual magnitud en cualquier momento.
wuau es impresionante que lástima de las estructuras que fueron derrumbadas espero que esto no vuelva a pasar
ResponderEliminarHolis
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